Una contradicción
- el establo simple, primitivo, sucio en Judá al contrario
de la arquitectura monumental e imperial de Roma. Era el emperador
romano Augusto? que obligó a María y José por
su cálculo de impuestos ir a Belén y así contribuyó
a satisfacer la palabra de Dios:
"Pero de ti, Belén Efrata,
pequeña entre los clanes de Judá,
saldrá el que gobernará a Israel;
sus orígenes se remontan hasta la antigüedad,
hasta tiempos inmemoriales."
Miqueas 5, 2
Y justamente este niño que parece así perdido juntos
con sus padres en los restos descompuestos del imperio romano, nos
regala de las ruinas vida nueva - verdadera, eterna vida que viene
de Dios.
Es el evangelio - el mensaje alegre de este niño, del hijo
de Dios, del Redentor, del Salvador!
Pero la imágen del belén también recuerda al
templo potente de Jerusalén.
El Jesús pequeño y el Simeón viejo se encuentran
juntos aquí.
Y de la boca de Simeón se crea la palabra del belén:
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